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Facebook: Marina García Gómez
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5 ene 2011

Capitulo 9/1

9
Otra vez esa maldita canción. Empezaba a cansarme tenerla siempre en mi cabeza. No podía controlarla pero…pfff que asco. Maldita canción.
Mi propio enfado me despertó e hizo que el fondo blanco y la voz dulce desaparecieran. Por un lado seguí cabreada por lo de la canción pero por otro había conseguido salir de ella. Estaba aprendiendo a controlar mis poderes. A causa del enfado las manos se me habían iluminado y habían sido rodeadas por una luz plateada. Con fuerza sacudí las manos y la luz plateada desapareció. Aún llevaba la ropa que me había puesto antes de salir con Jaume.  Me levanté de la cama y pegué un brinco fuera de la habitación. Serían las tres de la mañana más o menos. El pasillo estaba desierto y algo frío. Llegué a la puerta de la habitación de Laura y Moisés. No era hora para molestarlos pero necesitaba hablar con Laura. Mientras vacilaba ante la puerta un hombre giró en la esquina y siguió el pasillo hacia donde estaba yo. Con un rápido movimiento me pegué a la pared y me hice invisible. No es que no quisiese que  supiesen que andaba por ahí por la noche, pero no me apetecía dar explicaciones en ese momento. El hombre pasó a mi lado y notó mi presencia pero después de mirar en derredor y no ver nada siguió su camino. Volví a darme consistencia y llamé a la puerta. No obtuve respuesta al principio pero al cabo de unos minutos llamando abrió Moisés. Quedaba claro que lo había sacado de la cama. Tenía todo el pelo revuelto y un pijama negro. No tuve que decir nada simplemente se apartó de la puerta y me dejó pasar. Laura estaba tumbada en la cama. Se cepillaba el pelo e intentaba recogérselo en un moño alto.
-         Sabía que vendrías- la miré sorprendida- yo también soñé con la canción.
-         ¿Tú… también soñaste con la canción de cuna? - ella asintió con la cabeza.- Laura, Lara me dijo que era una canción de cuna sidaz. Pero yo he soñado con ella tan a menudo. ¿Qué significa?
-         Ojala lo supiera Isil. Lo que más me extraña es que yo también lo haya soñado. Es la primera vez. Pero enseguida supe que tú también lo soñabas. Y me juego el cuello a que también Lara y Ester y Ana donde quiera que se encuentren.
-         ¿Quieres decir que lo hemos soñado todas?- ella asintió- Tal vez sea un mensaje del Luipa.
-         Debe serlo. Ahora deberías volver a la cama. Estás sudando ¿has hecho magia?
La pregunta me pilló desprevenida. Quiero decir para los sidazes no es nada del oro mundo hacer magia, pero yo nunca la hacía. Y además no llevaba mi tindri puesto.
-         Si- susurré.
-         Acaso ¿ya la controlas?
-         Bueno pude salir del sueño y además me volví invisible en el pasillo a voluntad.
-         Eso es fantástico- dijo Moisés.- estás aprendiendo a ser tú.
Me toqué la frente y noté que me había subido la temperatura y sudaba bastante.
-         ¿por qué me ha dado fiebre?
-         Porque no llevas el tindri contigo.
-         ¿Y eso que tiene que ver?
-         El tindri canaliza tu poder para que no te sea tan duro. Por eso es admirable que hayas hecho magia sin saber y sin llevar el tindri.
-         Vuelve a la cama Isil. Enseguida bajará la fiebre.- Moisés me aupó en brazos y pronto me di cuenta que estaba apunto de desmayarme.
Se me hizo el viaje a mi cuarto terriblemente largo a pesar de ir en brazos. Moisés me susurraba que me iba a poner bien. Pero apenas podía escucharlo. Mi mente vagaba lejos muy lejos.  A una tarde en un paseo junto al acantilado.

Él estaba sorprendido por mi piercing en el ombligo.
     -         Si bueno, una que hace locuras.
-         ¿Cómo que locuras? ¿Tienes más de esos?
-         No exactamente.-  Me bajé la manga de la camisa. Y él besó mi hombro. Después empezamos a besarnos. Yo me agarré fuerte a Irusail y él me sostuvo por la cintura apenas me apartó un poco para verle el rostro y…no era Irusail. Su primo se hallaba en su lugar.
- Ya eres mía princesita- Una sonrisa torcida apareció en su rostro y me llevó a un sitio oscuro muy oscuro.
                                      
Me desperté chillando como una loca. Moisés estaba a mi lado y ponía su mano en mí
frente de nuevo. No debía haber dormido mucho puesto que él acababa de dejarme en mi
cama cuando desperté. El sudor volvió a inundar mi cara y me costaba mucho respirar.
-         Me ha encontrado.
-         ¿quién?
-         David. ¡Me ha encontrado!- casi chillé.
-         No Isil, No te ha encontrado ha sido una pesadilla. No dejes que te inunden. Eres fuerte vuelve conmigo a la realidad y sácala de tu cabeza. 
Hice lo que el me pidió y saque la pesadilla de mi cabeza.
-         moisés- susurré
-         dime
-         ¿Puedes darme mi tindri? Está en la cómoda.
Me pasó el amuleto y me lo colgué al cuello. Sentí un alivio repentino. Volví a pensar con claridad y a ver perfectamente a Moisés.
-         No le digas nada a Laura. Solo conseguirás ponerla nerviosa.
-         De acuerdo. Duerme tranquila Isil.
No pude volver a dormir y me alegré por ello. Apreté fuerte la estrella de mar contra mi pecho y deseé volver a estar tranquila sin todo esto que me rodeaba.


Sonó el maldito despertador. Quería hacerlo polvo, pero sabía que tenía que moverme y hacer algo. Con mucho cuidado corrí el sillón y salí de detrás de él. Saqué de la mochila el otro paquete de galletas y me las comí. Eso me renovó las energías pero no me dio mucha fuerza. Ni siquiera podía hacer magia. Pese a llevar dos tindris en vez de uno no podía conseguir sanar la herida ni remover el agua salada de mi interior. Solo la simple idea de tener que aplazar mi búsqueda para poder curarme me dolía mucho. Así que decidí que aprovecharía las horas que quedaban antes de que la herida terminase conmigo para seguir. No tenía mucho tiempo unas cuatro o cinco horas más o menos.



No había vuelto a pegar ojo desde que Moisés se había ido. Temía la idea de dormirme y que David regresase a mis sueños. Era pronto pero la luz de la mañana bañaba mi cuarto. Estaba paranoica y tenía el cuerpo entero en alerta. Al más mínimo movimiento saltaba. Ya demás de todo. Estaba mi maravilloso mal humor. Dios enserio que asco. Parecía que las cosas iban a mejor y de pronto esa maldita noche. Tenía que matar a alguien y si ese era David pues mucho mejor. Me vestí de nuevo con el vestido de época, me puse los tacones y trencé mi cabello. De nuevo salí al pasillo y caminé hasta el comedor. Había poca gente pero al igual que yo más sidazes eran madrugadores aquel día. Me senté en una mesa y pedí mi desayuno. Unas buenas tostadas y un vaso de zumo. Lo comí todo con mucha lentitud. Disfrutando como si fuese mi última comida. Que mal me sentía. Ni siquiera podía esforzarme en sonreír a la gente que pasaba a mí alrededor. ¿Podría aguantar mucho tiempo mi estado de ánimo?


Una cabaña. Delante mía. El rastreo me había llevado hasta allí. Incluso el poder de ella se podía sentir. Me acerqué corriendo y me encontré con la puerta rota. De hecho la cabaña entera estaba destrozada. La habían encontrado. Aquella realidad me machacaba la cabeza. Podía sentir e poder de Moisés más allá perdiéndose en la lejanía. Era una locura yo solo no podía ir tras la gente de Javier. ¿Pero que otra cosa podía hacer? Nada absolutamente nada. Así que hice una locura y seguí el rastro.


La mañana pasaba. Y yo paseaba por las instalaciones del refugio. De un lado a otro sin parar. Creo que al menos recorrí el palacete entero tres o cuatro veces. Al final terminé de nuevo en mi cuarto. Sentada sobre la silla y con el papel del día anterior en las manos. Lo leí y releí de nuevo. Aquella estupidez que había escrito el día anterior. Había vuelto a escribir después de mucho y me había sentido bien pero ahora…tiré el trozo de papel lejos y apoyé la cabeza en el pupitre. Me puse a llorar y perdí la noción del tiempo.
Unos ruidos me alertaron. Lara y Laura estaban a mi lado. Las dos iban vestidas como yo y me ayudaban a levantarme. Nos sentamos las tres en el suelo con la pared detrás. Laura puso mi cabeza en su pecho y me acunó como si fuese mi hermana mayor. Las lágrimas se dispersaron y poco a poco me calmé.
-         Me han dicho que has vagabundeado por ahí toda la mañana.
-         Si
-         Tranquila Isil. Tranquila
Sus palabras me calmaron y pronto recuperé el control en mi misma. La energía recorría mis venas. Tanto que tuve que ponerme en pie. El poder volvía a mi cuerpo. Como ya llevaba el tindri no me importó hacer magia. Deseé un objeto que había sobre la mesita de noche y enseguida estuvo en mi mano. Las dos me miraron sorprendidas por que ya controlase tan bien la magia.
-         Reserva tus energías Isil.- dijo Laura.- llega algo nuevo. Reserva tu magia. Lo presiento.
-         Tienes razón. Yo también puedo sentirlo.
-         Y yo- dijo Lara- Ya me ha contado Laura lo del sueño, y si tenía razón yo soñé lo mismo.
Me estrujé la cabeza con los dedos índices. Intenté buscarle sentido a que las tres hubiésemos soñado lo mismo.- No paro de darle vueltas al mensaje que nos envía el Luipa con esto. Hay tantas opciones.
-         ¿cómo que?
-         Que investiguemos esta canción, que nos mantengamos unidas… Pero no consigo encontrarle ninguna que tenga sentido del todo.
-         No lo pienses si el mensaje es del Luipa la respuesta llegara sola.
-         Supongo que tienes razón. Cambiando de tema ¿qué tal si vamos a dar una vuelta?
Las vi vacilar.
-         En realidad hay un pequeño acto público y deberíamos estar presentes. Las tres.
-         O… vale.
A pesar de mi decepción les saqué mi mejor sonrisa aunque no terminaron de creérsela.


Un palacete. El rastro me había llevado hasta un palacete. Estaba sin fuerzas y herido cada vez más gravemente. Había mucha seguridad pero no parecía la clase de sitio que frecuentaba mi abuelo. Me aposté contra una de las paredes y observé el lugar. Estuve al menos dos horas buscando algún punto flojo pero no lo encontré. Finalmente la ayuda acudió a mí y mucha gente empezó a entrar en el palacio. La seguridad disminuyó y pude colarme. La gente iba a una especie de acto público. Nos colocamos en una sala cuyo centro estaba vallado y lleno de guardias. Todo el mundo murmuraba y miraba expectante aquella zona vacía.

Jaume vino por mí en un rato y me condujo a una sala llena de gente. Tanto las chicas como yo nos quedamos en la puerta y salió a presentar el acto.
-         Queridos sidazes…


…ha llegado la hora de levantarse contra el dictador que robó mi reino y el de mis tres parientes. De lograr la libertad de nuestro pueblo- pude deducir que aquel era el rey. Un chico no muy alto de dieciséis años. Con las ideas claras.- y además ahora nos estamos solos. Una ayuda del Luipa ha llegado hasta nosotros. Algunos ya la habéis visto y otros apenas habéis escuchado rumores. Ella está aquí junto a dos de sus damas. Ella la esperanza de nuestro pueblo. Futura gobernadora del Luipa. La princesa Isil está aquí.- Hubo un silencio y una figura oculta tras una capa se dirigió junto al rey. Este le tendió la mano y ella la agarró con firmeza. Tuve claro en aquel instante que ella era Isil. No podía verle el rostro pero estaba seguro. Empecé a hacerme paso entre la gente hasta llegar a la primera fila. Pero ella no podía verme. No aún. Sentí que la herida se abría y que perdía fuerzas. Pero tenía que conseguir que ella me viese. Descubrió su rostro y la vi después de haber soñado con ella. En ese momento empecé a derrumbarme. La gente que había a mi alrededor empezó a chillar y ellos se giraron hacia mí.
- Irusail- la oí gritar cuando me reconoció- ¡Irusail!
Se abrió paso hasta mí. Y me agarró por la espalda.
- Un médico por favor.- La gente se movía a mí alrededor pero yo apenas podía sentirlo. Solo podía verla a ella. Alguien me movió y me puso sobre una camilla- Llevadlo a mi cuarto.- la escuché gritar y entonces perdí la conciencia.


-         Irusail. Irusail quédate conmigo por favor.- mis palabras reflejaban la desesperación que sentía.
Apenas entramos en mi habitación lo depositaron en la cama y el médico le examinó la herida. La gente se agolpaba en el pasillo pero los hombres de Jaume los echaban. Moisés y Juan estaban vigilando la puerta para no dejar a nadie pasar. Marcos sin embargo se encargaba de proteger a Lara y Laura que se encontraban al fondo de la habitación junto al sobrino de Lara. Jaume también estaba en la habitación. Nos observaba desde una de las paredes donde estaba apoyado. Yo me inclinaba sobre la cama agarrando fuerte la mano de Irusail y el médico le curaba.
La herida sangraba como si su cuerpo fuese una fuente. El médico nos dijo que había sido provocada por una bala. Irusail iba y venía entre la consciencia y la inconsciencia. Murmuraba cosas. Decía mi nombre, el de mi hermana, el de Silvia e incluso nombró a su padre un par de veces. Llevábamos mucho tiempo allí y no mejoraba. Nos estábamos poniendo nerviosos. Podía ver como la gente salía de la habitación pero quería quedarme allí. Quería quedarme con él. Lara salió de allí para que su sobrino comiese y jugase un rato y se llevo a Marcos con ella. Después de esto nada era seguro. Como Irusail no había despertado no sabíamos donde lo habían herido y si estábamos en peligro. Así que Lara se fue con Marcos como escolta. Sin apenas cerciorarme de ello. La habitación quedó vacía. Tan solo quedamos Irusail y yo. El médico me dijo que necesitaba descansar y que al día siguiente vendría a cambiarle las vendas. Yo estaba agotada. Me senté en el borde de la cama y le acaricié los cabellos negros.
-         Ya verás como te vas a poner bien.
Me acerqué con cuidado y le besé suavemente en los labios. Sabía que no estaba siendo justa puesto que la noche anterior había estado apunto de besar al rey, pero ahora le tenía allí conmigo. Y todas mis dudas habían desaparecido.

La luz de la mañana me despertó. Estaba sentada en la silla con la cabeza apoyada en la cama. Irusail dormía aún. Podía ver las gotas de sudor que le caían por la frente. La puerta se abrió y la cabeza de Jaume se asomó.
-         Isil ¿puedo hablar contigo? Solo será un segundo.
-         Claro.
Salí al pasillo con él. En la puerta todavía montaba guardia Juan. Le hice un gesto con la cabeza y entró dentro.
-         Bueno dime
-         Isil yo…Verás
-         Al grano
-         O creo que deba quedarse
-         ¿qué?
-         Estamos en peligro. De pronto llega nadie sabe nada de él, está herido ¿y si es una trampa?
-         Yo le conozco y no nos pondría una trampa.
-         Isil es el nieto de Javier quieras que no
-         ¡Cállate! Tú no sabes nada de él ni de su abuelo.
-         La única razón por la que le defiendes es por que te gusta- declaró
-         Venga va, ¿qué es esto? ¿Una escenita de celos?- después de aquel comentario se quedó callado.- con que esas. Irusail va a estar a mi lado tanto si te gusta como si no. Y si hace falta nos iremos de aquí.
-         No, no quería decir eso.
-         Pero lo has dicho.
Entré en la habitación y cerré de un portazo. Lo último que necesitaba en ese momento era un tío celoso enfadado conmigo.
-         dios ¿qué puedo hacer?
-         ¿quieres un consejo Isil?- me había olvidado por completo de que Juan estaba dentro.- No dejes que te superen. Eres fuerte, ya veras como puedes con todo.
-         Bueno empiezo a dudarlo.
-         Podrás ya lo verás.
-         Gracias es agradable ver que hay alguien que te apoya después de todo- le sonreí.
-         Siempre princesa
Y salió por la puerta para cumplir su guardia.
El médico volvió a mediodía.
-         Princesa, quería decirle que está muy, muy mal
-         ¿Cómo de mal?
-         Me temo lo peor para él.
-         ¿Cómo que lo peor? ¿No hay nada que pueda hacer?
-         Verá. El muchacho fue herido hace dos días y el en vez de sacarse la bala y curarse se desinfectó con agua del Luipa para que la herida dejase de sangrar. Supongo que lo haría para ganar tiempo.
-         ¿y cuál es el problema?
-         Pues que no le ha sido extraída la bala y ahora está muy profunda. Intentaré hacerlo con magia pero no prometo nada.
-         ¿Con magia?
-         Si
-         Déjeme intentarlo.
-         Claro.
Trabajé mucho con el doctor y al caer la noche le habíamos extraído la bala.
Fue como si le hubiésemos devuelto la vida. Volvió en sí y abrió los ojos.
Al principio se quedó en blanco, parado contempló la habitación donde se encontraba. Me contempló a mí. Una chispa de reconocimiento le cruzó el semblante al cabo de unos segundos contemplándome.
-         Isil…-aún sonaba muy débil
-         Si soy yo- le susurré- descansa
-         No. Isil tengo que decirte algo.
-         Más tarde ahora...
-         Isil tu hermana está bien- me interrumpió- vi a tus padres y se encontraba con ellos.
-         ¿Dónde están?
-         Están en…-su voz se fue apagando conforme se le acababan las energías- en…
-         ¿Dónde están?
-         Tu tindri te llevará hasta…- se atragantaba- hasta tu abuela.




2 comentarios:

  1. que pedazo de final!!! dios menudo cap cargadito de sorpresas eh??

    gracias x pasar x mi blog y me alegro k te gustara, esta noche ya tendre la segunda parte.

    bueno espero k publikes pronto un saludo!!!

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  2. gracias x pasar y felices reyes tu tambien, tienes premio en mi blog, espero k te guste!!

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